sábado, 13 de junio de 2020

Desescalando...

La pasada noche y prácticamente decidiéndolo unas horas antes, me atreví a hacer mi primera salida al campo con un pequeño grupo de compañeros.
Las sensaciones fueron extrañas, tenía todo el equipo desplegado en múltiples sitios por mi casa por haber ido probando y haciendo adaptaciones estos meses, y lo que antes tenía una ubicación clara y determinada, ahora se había convertido en un lío desordenado de baterías en un sitio, cables en otro, objetivos repartidos en distintas mochilas..., y lo que suele pasar cuando cada cosa no está en su lugar correspondiente... que el no tener claro el último chequeo de lista mental antes de salir, hizo que me tuviera que volver una vez en el coche y casi en carretera porque desde casa me llamaron porque "había dejado una mochila en un sofá y a lo mejor la necesitaba": el portátil jajajaja. Menos mal que la vieron.

La primera sensación extraña la sentí nada más meterme por la ronda de circunvalación, antes de salir de la ciudad había un enorme control de policía que asustaba y que iba dejando pasar los vehículos de uno en uno. Curiosamente estaba en el sentido de entrada a la ciudad, no de salida. Quizá para algunos sea algo ya a lo que están acostumbrados pero es que yo me he movido poco.
Después, una vez en la autovía los paneles luminosos me iban mostrando que mi comunidad está en fase 3, que sólo están permitidos los desplazamientos entre comunidades si son necesarios y que seguimos estando en estado de alarma. No había salido todavía en carretera y todo me resultaba tan extraño. Por un lado, estos carteles como si de una película distópica se tratara y por otro la inmensidad del campo a ambos lados de la carretera. De repente me vi sumergida de lleno en esta primavera que ya casi se está despidiendo y de la que apenas he podido disfrutar este año, salvo por la vida agitada de los pajarillos que sigo desde mi ventana. Cuando vi esos campos de girasoles, las amapolas salpicando de color las cunetas de la carretera... fui consciente más que nunca del tiempo que llevaba sin ver más allá de mi casa y el supermercado. 

El tiempo no acompañaba demasiado, estuvo nublado todo el día y las previsiones indicaban que seguiría así hasta casi media noche, a partir de entonces debería ir abriendo y quedaría despejado el resto hasta la salida de la luna que iba a ser poco antes de las 3 am. Así que sí, era una locura. Salir de astrofotografía una noche así realmente no era lo más idóneo, pero es que había tantas ganas.
Al final cinco compañeros nos encontramos en nuestra zona habitual, reencuentros a distancia, se hace tan raro no poder abrazar a quien hace tanto que no ves y con quien te une tanto afecto.
Bromas entre mascarillas, lo malo del cielo, la locura de todos los que habíamos hecho tantos km para llegar hasta allí, la extraña sensación de si debíamos, no debíamos... y se nos pone a llover jajaja. Así que allí usamos el portón trasero del coche de Javi para no mojarnos con las leves gotas mientras Rafa corría para tapar todo lo que había montado por si acaso aquello iba a más porque realmente la nube oscura, era. Y como regalo el inmenso olor a tierra mojada a pesar de que sólo eran cuatro gotas.
Así que en cuanto paró y llegó Antonio, el último de los temerarios, comenzamos a montar los campamentos base con todo aquello que habíamos prometido que no nos faltaría en la primera salida: mascarillas, geles hidroalcohólicos, cervezas... y jamón 😋 (gentileza de nuestro maestro cortador oficial Javi Piñón)

De izda a dcha: Inma, Rafael, Javi, Antonio y yo




Así que allí comenzamos a montar entre el nerviosismo de estar por fin en el campo como llevábamos meses soñando y la incertidumbre de si al final tan sólo habríamos ido hasta allí para comernos un bocata bajo un cielo encapotado. De todas formas, valía la pena.

Justo como pronosticaban las webs meteorológicas, las nubes se marcharon y el viento que hacía, que era contundente, también amainó. Pero claro, no todo es perfecto y menos en cuanto a observaciones y sesiones de fotografía hablamos, la única nube que quedaba aparcó sin hora límite de estacionamiento justo delante de... la polar. What else?

23:36 h 

Pero a cabezones y pacientes nos ganan pocos 😂

Así que ahí seguimos, la nube terminó retirándose al ver que no nos afectaba demasiado y pudimos empezar a trabajar, al menos Javi y yo, porque Rafael lo tenía ya todo trabajando desde hacía un rato.
Yo llevaba nueva disposición de equipo. Compré el baby de takahashi el verano pasado y aún no había probado qué tal iba por falta de medios para montarlo en condiciones sobre la montura. Estos meses de confinamiento fui configurando las piezas que me faltaban y por fin lo tenía todo bien ajustadito y seguro para comenzar a darle caña. Mi idea era usar el rato sin luna para probar bien el enfoque y la capacidad de la combinación takahashi FS60-CB y la Atik horizon, usando para el guiado un minitubo ZWO 30 mm con la QHY5.

Nos dieron la 01:00 h sin cenar si quiera, así andábamos de liados cada cual a lo nuestro y escuchando las peticiones, las dudas o las necesidades de ayuda de unos y otros.
Escuchaba a lo lejos a Javi: "no veo las estrellas", "¡¡Ali!! ¿como vas?"
Y yo: "pues no consigo encontrar dónde estoy, no me resuelve el campo"
Y a Inma: "¿este tornillo aquí es normal? es que no me ubico todavía con este trípode"

Quien me lea y haga astrofoto, seguro que se ve reflejado en más de una de estas peripecias, son la sal y el son de las noches en el campo.

La parada a cenar fue un simple descanso por necesidad ya, porque rugían los estómagos. Una delicia volver a sentarse a 10 º (creo) en una noche de primavera fría con los plumas y los gorros hasta las cejas compartiendo charla, buenas aportaciones culinarias y anécdotas varias de estos meses confinados. Ese queso de Almadén traído por Inma que hizo que a Rafael se le acumulara el trabajo, los detalles de Antonio que igual te trae guindillas picantes que hojaldre con chocolate, que te pone pegatinas reflectantes en las patas del trípode para que no te tropieces y ese Javi con su regalo anunciado del jamón cortadito y envasado. Pero siempre sin perder de vista que no podíamos compartir las cosas como siempre, porque parecía una noche como otras, pero no lo era.
Y a pesar de lo a gusto que estábamos, no paramos demasiado porque a las 3 salía la luna y se nos echaba el tiempo encima.
Al final conseguí centrar el tubo donde quería y saqué dos pruebas en las zonas del cisne, gracias a que Javi me prestó una bahtinov, si no todavía estaría allí intentando enfocar 😭




Necesito un aplanador de campo :(

Como conclusión de esta primera luz del baby taka me quedo con un buen sabor de boca con las expectativas que me genera en un futuro.
Completé una sesión de 10 tomas para al menos poder hacer un apilado y ver un poco más allá de la señal obtenida en una sola toma.


Resultado
10x300" Ha bin 1x1 -10ºC
Flats, Bias, Darks
Takahashi FS60-CB
Cámara Atik Horizon
Montura NEQ6 Pro
Guiado Mini ZWO 30 mm QHY5
Captura APT
Procesado Pixinsight Photoshop


La imagen con el campo resuelto en pixinsight:


Como resumen de la noche me quedo con las inexplicables sensaciones de volver a salir al campo, de reencontrarme con todo aquello que me recarga las pilas y me da vida. Con las noches entre estrellas y amigos y con el saludo a una vieja conocida, la vía láctea de principios de verano, ¿se puede pedir más? ... Pues sí, que en la próxima estén también aquellos que no pudieron venir esta vez y a los que eché mucho de menos.

Scorpio, Sagitario, Júpiter y Saturno

Un abrazo, seguid cuidándoos
Nos seguimos leyendo,